domingo, 1 de mayo de 2011

Un amor universitario. Parte VII

Ella se dio cuenta de que algo muy raro le pasaba a Marcos, no sabía lo que era, entonces le preguntó a él directamente que qué le pasaba, él le dijo que de muy pequeño le pasó lo mismo pero en un ascensor muy pequeño y que desde entonces le tiene pánico a los ascensores, ella le dijo que esas cosas se las tenía que haber contado, el asintió cuando entonces, un tremendo estruendo sacudió de golpe el ascensor en el que se encontraban, dejando a los jóvenes sin ningún punto de equilibrio suficiente como para mantenerse en pie.  Por suerte el ascensor descendió hasta el piso -1, haciendo que sufrieran más que un simple susto y depositando en sus caras una expresión de angustia. Paula sacó fuerzas de flaqueza y consiguió levantarse. Una vez en pie, ayudó a Marcos para intentar que recobrase su equilibrio, pero no pudo, ya que   él parecía algo cansado. Paula le giró la cabeza para ver como tenía el rostro y apreció que Marcos se encontraba desmayado por la catástrofe sufrida. Ella intentó comunicar a sus padres que se encontraba bien, pero que él se mostraba algo pálido y había perdido fuerza tras lo anteriormente sucedido. El suegro de Marcos comunicó a su hija que estaban llamando al técnico y a una ambulancia para su novio. De repente, una voz muy aguda y con tono angustiado preguntó si todo estaba bien, y Paula, su hija, respondió que sí. 
Estuvieron 60 minutos encerrados aproximadamente, en los cuales Paula decidió que descansaría para reponer las fuerzas restantes. Pasado ese tiempo, una fuerte sirena despertó le despertó. De entre la nada surgió una voz de hombre demandando si se hallaban en buen estado, a lo que ella contestó recién despertada que se encontraban sanos y salvos. El técnico consiguió abrir el ascensor en el que habían pasado ese mal rato. Sacaron primero a Marcos que aún se hallaba inconsciente y poco después a ella, que solo quería ver a sus padres y ver como su novio se recuperaba. Subió velozmente las escaleras y se dirigió a casa de sus padres. Tocó el timbre tantas veces como pudo hasta que le abrieron y se lanzó a abrazar y besar a su madre, que fue la que le abrió la puerta. Tras ella, se dirigió hacia su padre y repitió la misma acción. Ellos le dijeron a Paula que se calmara, que ya había pasado todo, que seguro que Marcos se recuperaba sin ningún problema y que mañana sería un capítulo nuevo en sus vidas. Más tarde Paula asintió. Tras unos minutos de descanso y de recuperación, todos bajaron para ver como estaba Marcos, pero no estaba allí. Buscaron por todos los rincones del edificio, preguntaron a todos los allí presentes, pero nada, ni rastro. Salieron al portal y divisaron un objeto rectangular que brillaba, Paula se acercó a paso ligero y tras ella iban sus padres. Al llegar a aquel lugar en el que se encontraba aquello, ella se quedó mirándolo sorprendida, cuando los padres alcanzaron a Paula, vieron que su cara expresaba un rostro sorprendente. La señorita se hallaba con los ojos abiertos como platos, boquiabierta y con los pelos de punta. Sus padres asombrados tanto como ella preguntaron qué le pasaba, y ella pasados unos segundos respondió con la boca seca que ese era el móvil de Marcos. Lo cogió, comprobó que era el teléfono de su novio y corrió dentro del edificio. 
El técnico al ver entrar a Paula furiosa y echando humo le preguntó el porqué de su mal estar, ella frenó en seco, se acercó al hombre y le contó lo sucedido. Él no supo que decir, también se quedó sin palabras, pero hubo algo que recordó, entonces cogió aliento y le dijo que mientras buscaba el problema del ascensor logró oír que alguien de la ambulancia gritaba, y que en cuanto salió para comprobar lo que sucedía la ambulancia salió a toda prisa de aquel lugar. Paula le dio las gracias al técnico por lo que le hubo contado y se dirigió a su coche mientras que sacaba del bolsillo de su bolso la llave de éste. Los padres atónitos le preguntaron a su hija que a donde iba, y ella les respondió que se iba a dirigir a la policía para relatar lo sucedido. Cuando consiguió arrancar se despidió de sus padres y salió de aquel lugar tan rápido como pudo. Puso rumbo a comisaría, se mostraba nerviosa y sin pasar el límite de 60 por carretera, esquivaba a los coches y los dejaba atrás sin pestañear. Camino de su destino, no muy lejos de casa de sus padres, le pareció ver al final de una calle sin salida una ambulancia y decidió adentrarse en aquel lugar, pero antes debía realizar un cambio de sentido y para ello, esperó hasta que pudo hacerlo. Cuando lo realizó, fue en busca de la calle en la cual le había parecido ver aquella ambulancia y dejó atrás la comisaría para poner un nuevo destino: la calle de la ambulancia.
Al llegar al misterioso lugar, Paula aparcó el coche como pudo y se bajó de éste sin pensar en otra cosa más que en Marcos. Por dicho callejón no se oía nada, los edificios de aquel lugar se encontraban en ruinas y casi todos deshabitados, solo había uno en el cual una familia habitaba. Mientras atravesaba la calle se dignaba a mirar a su alrededor, no muy segura de lo que le podía venir. Paula alzaba la vista sobre el edificio habitado, se fijó especialmente en una ventana semiabierta, con cristales translúcidos, a través de los cuales le pareció ver una persona de piel morena y pelo corto. Apartó la vista, aceleró su paso y sin dejar de mirar atrás agarró su móvil y le envió un mensaje a sus padres diciéndoles en el lugar que estaba, una vez hecho lo puso en silencio. Consiguió llegar a su destino, la ambulancia. Mientras que inspeccionaba el exterior de ésta se dio cuenta de que olía a quemado, así que se dirigió a la parte delantera y pudo apreciar que el capó de la ambulancia se encontraba roto y una pequeña llama surgía del interior. Asustada por lo que pudiera pasar pensó que lo mejor era huir de aquel lugar, pero se acordó de Marcos y cambió de opinión. Abrió la puerta del conductor y se metió dentro en busca de alguna pista o algo que le sirviera para llevar a comisaría. Estuvo buscando algo durante un tiempo, pero no logró encontrar nada. Salió de la ambulancia y cerró la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido, se dio por vencida y pensó que lo mejor sería dejarlo, pero entonces, un golpe que pareció venir del interior de la ambulancia le hizo abrir la puerta trasera de la ambulancia, cuando entonces...
Continuará...


By:À Droite

2 comentarios:

  1. A pesar de no haber leído las demás partes pero haber leído ésta "por gusto", me ha intrigado. Pero yo pondría diálogos, si no se hace un poco pesado. Como tú^^

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  2. Como tú. Qué bonito xDDDD
    Sí, le faltan diálogos, y eso que yo soy partidaria totalmente del narrador sabelotodo, pero pienso que con diálogos la cosa es siempre más real, más humana :)
    Muy bonito, tienes esa jodida forma de terminar siempre con la duda, odio cuando eso sucede, y sobre todo porque te pasas medio año sin continuar (no soy la más indicada para decir esto...)
    Bueno, que chachi, sigue :)

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